Falsa transformación
Me llamé al mar, todos los sonidos me llamaron al mar, hasta mi propio peso
así me lo indicó. El valor una vez más para sumergirme allí, sin imprudencias,
sin respuestas, tumbándome y dejando desplomarme en peso muerto al agua
y procurar sobrevivir.
Agarré una hoja que encontré, muy escondida debajo de una roca y escribí para no olvidar:
"todos los pensamientos fueron error, todos los errores me nacieron, me abrieron de par en par
y me alejaron de allí".
Eludir de otros pensamientos, de otros ojos, de los perfumes hipnóticos para
poder empezar a saberme. A saberme en compañía de mis ojos, del perfume
de mis flores, de los pesos de mis libros.
Si me hunde algo, que me hundan las ideas de estos libros, dije.
Fue aquella forma (el sol quizás) la que dibujó aquel paisaje sobre esas vías,
fue el aroma de aquellos jazmines los que nos cautivó.
Ni tu falsa autoestima, ni mi escasa verdad quisieron juntarnos.
Ubicarnos ahí, sólo fue el punto central de la transformación.
Era inevitable el error, pero teníamos que hacerlo.
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