El traje del horror

Volviéndome abruptamente invisible, retrocedí en el tiempo y entré en la caverna del terror. Busqué luz y encontré horror. Busqué piel y sólo hallé sangre. Todos los vientos me direccionaban hacia lo peor, a un paseo, hacia una muerte segura. Tuve miedo y aún lo tengo. Soy unidad que se divide y se mantiene en la sombra. Los hechos no me dejan mentir, tampoco el crepúsculo, tampoco el eco que emerge desde mi urgencia, tampoco la sangre que encontré a cambio de piel. Sólo estos huesos pueden borrar las huellas que no se borran, aquellas que me conducen al pasado y saben calcarme en este presente, que se enciende y me duele. Porque ya no estoy. Ya no estamos. Ya no estás. Todo se volvió infierno y se desgradó. Se volvió costumbre y me habitué. Ya mi miedo es el después. ¡¿Y el después?! La incógnita más compleja yace en estos pies. Y, sin embargo, camino. Aunque a veces, o casi siempre, sea por puro instinto. # Alejandro Di Donato # Gimena Artacho # Microfibra sobre...